
Cuando acabó la fiesta apagamos los farolillos y, sin embargo, seguían viéndose encendidos, absurdos y siniestros, al otro lado del espejo. Alguien tomó la iniciativa, lo descolgó y lo hizo pedazos.
No volvimos a hablar de ello pero creo que, en el fondo, nos alegra saber que la luz ha sobrevivido en algún sitio.
Fotografía de Marta González Villarejo
Qué partido le estás sacando al espejo...
ResponderEliminarMe ha gustado eso de "la luz sobrevivido en algún sitio". Me ha recordado a ese poema de Ángel González:
Mientras tú existas,
mientras mi mirada
te busque más allá de las colinas,
mientras nada
me llene el corazón,
si no es tu imagen, y haya
una remota posibilidad de que estés viva
en algún sitio, iluminada
por una luz cualquiera...
Me ha fascinado la foto. Me parece muy sugerente.
ResponderEliminarY el poema que has enlazado me parece una joya. Gracias :)
¡Excelente, Rosita!
ResponderEliminarMe inquieta ese otro mundo en el que la fiesta sigue.
Un abrazo.
Gracias Pedro. A mí lo que me inquieta es no encontrar la forma de pasar al otro lado ;)
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