13 de noviembre de 2023

Club de Lectura de Palomares: Eleanor Oliphant está perfectamente




(en la reseña se revelan detalles de la trama y el final del libro)


Cuando en verano materializó el club de lectura y lo planificamos para el nuevo curso, me asaltaron un par de preocupaciones: una, formarme para ser una buena coordinadora y, por otro, la elección de las lecturas. Lo primero lo resolví con una buena investigación por Internet y con el libro de mi amiga Rosa García Perea. Lo segundo era peliagudo. Tenía claro que iba a priorizar a escritoras mujeres, que no podía dejarme llevar por mis propios gustos y que tenían que ser lecturas amigables y accesibles. También concluí que no podían ser libros especialmente largos. Pero ¿cómo recomendar fuera de mis gustos? Pues miré algunas listas de otros clubes de lecturas y no terminaban de convencerme, por una razón o por otra. La cuestión es que, en un momento de aburrimiento (cuando se aburre el diablo, ya se sabe) le pregunté a ChatGPT. Le conté la idea y los parámetros que había establecido y me dio una lista de lecturas. En muchos casos era libros que ya había leído y que, efectivamente, cuadraban con lo que buscaba. En otros casos, eran libros que no había leído. Tomé de esos los más atractivos y me los leí este verano: El Jilguero de Donna Tartt (descartable por la extensión), Las chicas de Emma Cline y Eleanor Oliphant está perfectamente de Gayl Honeyman. Me han gustado los tres, pero el último, por su aire de best seller y su inicial sencillez, me pareció una buena propuesta para comenzar el curso del club.

En un análisis habitual de un libro es importante descifrar “de qué va” el libro. Más allá de la anécdota que se cuenta (la historia, lo que nos suelen resumir en la sinopsis), hay (o debe haber) un tema de fondo. En el caso de este libro, juzgué, creo que no del todo equivocada, que trata, principalmente, sobre la soledad, pero, luego, he esbozado otra idea: también reflexiona sobre la lealtad que podemos creer deber a quien nos hizo daño. También es importante en él la superación, la supervivencia.

Eleanor Oliphant es la protagonista de la novela y es quien nos narra la historia desde la primera persona, en un formato de narrador protagonista, en este caso, no confiable. En este tipo de narradores, la información que tenemos es la que el protagonista conoce y vemos el mundo narrativo desde su punto de vista, pero con ello, también estamos sujetos a sus interpretaciones y sesgos; vemos su verdad, no la verdad (si es que ésta existe). El autor desliza pistas que nos hacen comprender que la realidad y lo que la protagonista interpreta, no son una misma cosa y con ello, apela a la inteligencia del lector y le hace engancharse al texto. Es un reto y un divertimento intelectual.

El modelo narrativo es el viaje del héroe. En este tipo de novelas hay un héroe que emprende una aventura, aprende una lección y con ella, se apunta una victoria y vuelve a casa habiéndose renovado. Normalmente, y en este caso, el viaje tiene tres etapas: la salida (dejando atrás el mundo familiar), la iniciación (aprendiendo a navegar en un mundo desconocido) y el regreso (vuelta al mundo familiar, pero con el conocimiento adquirido y con los cambios que eso ha producido en el héroe). De hecho, la novela está estructurada en tres partes que son prácticamente coincidentes con estas etapas. Este modelo narrativo está ampliamente probado, engancha al lector y funciona dentro de los esquemas en tres actos que hemos asociado a la narrativa. (Dentro de cada acto, normalmente, podemos detectar, como en un juego de matrioskas, el esquema planteamiento-nudo-desenlace, en una progresión que acerca poco a poco la resolución final y que, en ocasiones, también puede resolverse en cinco actos).

El viaje del héroe se puede construir típicamente de dos formas: un protagonista normal en circunstancias extraordinarias (por ejemplo, el Hobbit, que sí, es un hobbit, pero ¿qué hay más normal que un hobbit?) o un personaje extraordinario en circunstancias normales. Éste último es el caso de Eleanor, incluso a pesar de su pasado que sigue encontrándose dentro de lo, desgraciadamente, normal. Lo más novedoso e interesante es su forma de enfrentarse al trauma, su supervivencia diaria y la construcción mental que ha creado para olvidar.

El final es abierto, aunque cierra lo suficiente la “vuelta a casa” como para dejar al lector lleno de optimismo respecto del futuro de la protagonista.

Se trabaja mucho con el humor. La novela empieza en un tono ligero, cargado de guiños humorísticos (muchos de ellos actúan como pistas para detectar la disonancia entre la realidad narrativa y la que interpreta el personaje). Pero el humor, en este caso, va dejando paso a un siniestro secreto que adelanta, poco a poco, que el pasado del personaje (pasado narrativo, en una novela en que el tiempo discurre sin saltos, lo que hace que sea sencillo seguir el hilo) no ha sido feliz y que algún suceso traumático se nos está ocultando. El humor actúa de contrapunto, hace que la desgracia abofetee al lector con más fuerza. Este modelo se denomina comedia dramática y es habitualmente utilizado, también en muchas series de televisión y películas; combina la comedia y tragedia griegas, cuyos límites, en las obras actuales, son bastante difusos.

Se trata de una novela sencilla, tanto en lenguaje como en estructura, cómoda de leer; se inscribe dentro de la narrativa popular y, de hecho, se ha convertido en un best seller y va a ser adaptada a la televisión. Dentro de su formato, poco arriesgado, pero resuelto con corrección, hay dos aciertos fundamentales a destacar: el diseño de la protagonista y el control de la información.

Por un lado, la peculiar protagonista produce una reacción ambivalente en el lector: de rechazo por su rareza y de empatía por las situaciones que sufre, que, en realidad, son fácilmente identificables como experiencias universales. Esta ambivalencia activa el interés del lector y despierta su curiosidad. Son estos personajes distintos y especiales los que quedan en el recuerdo de los lectores y parecen “criaturas vivas” que alguna vez conocimos. La autora declara que la forma de ser de Eleanor se debe a su respuesta al trauma, aunque muchos lectores la han identificado como neurodivergente, probablemente autista. Como los lectores son soberanos, cada uno puede elegir cómo interpretar el comportamiento de la peculiar protagonista. Lo que es seguro es que es un personaje memorable y atractivo que sostiene la narración y el interés de la novela.

El viaje de esta heroína y sus retos, apelan a la empatía del lector, a la compasión y a la humanidad compartida. Es fácil identificarse con el holocausto personal que atraviesa y satisface con una resolución feliz del drama.

Por otra parte, el control de la información, cómo se deslizan las pistas respecto al secreto que se oculta en la vida de Eleanor y cómo se manifiesta su extrañeza en el mundo desde el punto de vista de los demás, que nunca se expresa explícitamente, son dos puntos fuertes que favorecen también que sea difícil soltar la lectura y el lector fluya con rapidez por la historia. En una segunda lectura se detectan claramente las pistas que justifican la sorpresa final respecto a las llamadas de la madre. Sin embargo, son hábilmente ocultadas en la primera lectura, al modo de un ilusionista: dejándolas a la vista (el teléfono no suena, uso de la primera persona del plural…), pero distrayendo la atención del lector (con el contenido de las comunicaciones, con las revelaciones sobre la educación anómala que recibían las niñas…). Así, el final, que se vale de un giro de guion para resolverse, no cae en un tramposo deus ex machina y en la cabeza del lector se vuelven evidentes, de repente, todas las pistas anteriores.

Así que estamos ante una novela sin demasiadas pretensiones literarias, pero bien resuelta y con dos aciertos importantes. Es una historia atractiva, novedosa sobre todo por cómo se dosifican los datos y por la calidad verosímil del personaje que nos cuenta, desde su propia voz, todo un proceso de superación que nos deja, al final, un buen sabor de boca.

Club de lectura de Palomares del Río.



Vengo al blog, abro las ventanas, levanto nubes de polvo, me muevo entre telarañas... Uff, cómo de abandonado tenía esto.

Pero es que tengo que venir a contar que este año me he embarcado en un proyecto que me tiene muy ilusionada. Me acompaña mi amiga Andrea y es que hemos montado un club de lectura en Palomares. Inicié la propuesta pensando que nadie iba a estar interesado y hemos tenido que abrir un segundo grupo y seguimos teniendo lista de espera. Es increíble.

Estoy aprendiendo mucho y tratando de que todo funcione. De momento, hemos tenido alguna sesión que ha sido realmente increíble. La magia de hablar de libros que sigue ahí.

Iré subiendo al blog las reseñas que haga de los libros del club. Serán reseñas más pedagógicas que las que suelo escribir, pero es que me gustaría ir ofreciendo información a quienes participan en el club, dar algunas ideas sobre cómo leer de una forma más crítica y plantearnos cómo ir creando un criterio. Como digo siempre, luego un libro puede ser bueno y no gustarte, o ser malo y gustarte muchísimo, pero, creo que es importante tener presente una valoración moderadamente objetiva y con argumentos. Lo marcaré todo con la etiqueta #clubdelectura para que sean entradas fáciles de localizar.

Nos seguiremos reuniendo durante todo el curso y a ver si tenemos suerte y repetimos el que viene :)