Cuando quedemos abandonados
en el punto ciego del dios de guardia
habrá que rescatar del olvido
algún galimatías contra el desamparo
Si se trata de apretar los dientes
no olvides soltar las riendas
el pelo suelto nada sabe
de la angustiosa vigilia de la sombra
Apártate de ti mismo cuanto puedas
y que la herida sangre libre
hasta que solo brote
lo último que se puede perder
o casi lo último
25 de noviembre de 2024
11 de mayo de 2024
La mala costumbre. Alana Portero
(Este libro se ha leído en el Club de Lectura de Palomares del Río. La reseña está orientada a quienes participan en el club en el contexto de nuestras reuniones).
Este libro tiene un problema de partida para un porcentaje alto de quienes se acercan a él y es que la condición de mujer trans de su autora parece fagocitar la cuestión literaria. Esto es profundamente injusto y quiero iniciar esta reseña poniendo en su justo lugar este dato, junto con el hecho de que sea mujer (lo de la literatura femenina de marras), como el hecho de que sea de clase trabajadora, … todo ello tiene influencia, clarísima, en la obra, como debe ser, pero quiero alejar estas condiciones de partida de la clasificación literaria del libro. Toda atribución de características individuales a la pertenencia a un colectivo ya sabemos cómo se llama. Este es, sencillamente, un libro grandioso, de extraordinario nivel literario y que tiene una belleza innegable que quería compartir en el club. Usaremos todo su contexto para analizarlo, pero hay que tener claro que el libro es obra de una sola persona con unas intenciones particulares y un mundo concreto y que no actúa en representación más que de ella misma. Ojalá este derecho lo tengamos siempre todos.
(Y no, esto no saca de la ecuación el activismo, la comunidad o el uso de la literatura como herramienta de cambio social. Al fin y al cabo, todo lo que hacemos es político. Incluso esta reseña.)
También hay que aclarar que no se trata de una biografía sino de una obra de ficción, aunque ya volveremos sobre esto. Así lo ha aclarado en numerosas entrevistas la autora y así debemos entenderlo.
En cuanto a los temas principales del libro, hay que aclarar que no es un libro tanto sobre la cuestión de género como un libro sobre la cuestión de clase. Se centra en la vida en los barrios de la clase trabajadora de los ochenta. Estos barrios, muy parecidos entre sí en los distintos puntos de España, se retratan magníficamente en el libro y se comprenden desde una clave feminista: se valoriza la red de cuidados de las mujeres que supuso la supervivencia de todo el entramado social gracias a su esfuerzo y también a su opresión. Una labor generosa, amorosa y que se impuso de forma injusta para ellas. Una heroicidad obligada. Y también se pone sobre la mesa como un profundo analfabetismo emocional mantenía las expresiones de cariño, tanto en las familias como entre amigos, codificadas, ocultas, requiriendo interpretación. Quedaba forzada una expresión del amor mediante símbolos (el padre que le ofrece siempre el resto del bocatita que se prepara como por casualidad) que tienen que ser traducidos y que requieren un esfuerzo de comprensión.
Esta sociedad retratada en el libro sirve también de contexto para hacer un alegato contra lo que suelo llamar Dictadura de la normalidad. Es una sociedad en la que los roles, las costumbres, las buenas formas de vivir, están normalizadas y que, a su vez, hace oídos sordos al maltrato, el abuso y la violencia que se ocultan bajo esa supuesta normalidad. Se sobrevive mediante la ceguera y la falta de espíritu crítico. En este mundo, la disidencia está penada con el ostracismo y el señalamiento. Esta normatividad impuesta es la que genera la problemática de la protagonista y la obliga a transitar su viaje del héroe. Se trata de una novela de transformación, como ya vimos con “Eleanor Oliphant está perfectamente”, que conserva el esquema clásico. Hay un punto de partida, un viaje y un regreso. Y la protagonista regresa cambiada a un mundo que es el mismo pero que no vivirá del mismo modo.
Decíamos que no se trata de una obra de autoficción y es a raíz de esta lectura que he profundizado en los orígenes y significados de este término (o género) con que últimamente se etiquetan muchas obras. Partamos de que toda obra, incluso la más cercana a lo biográfico, surge de un proceso de ficcionalización. Aunque la mejor mentira sea la que mayor carga de verdad contenga, lo cierto es que se requiere un proceso, complejo, además, para convertir la mera crónica de la realidad en literatura. Lo vimos con “Crónica de una muerte anunciada”. Los sucesos reales requieren ser ordenados, encadenados mediante causalidades, que realmente no existen, y relacionados entre sí para dotar de un sentido profundo y de una intención estética a lo que, si no, carecería de cualquier interés literario.
Sabiendo esto, las obras en primera persona en la que el protagonista es algún tipo de trasunto del autor generan una distorsión en la, ya de por si precaria a veces, diferenciación entre narrador y autor. Es cierto que puede ser connatural a nuestra naturaleza intentar dirimir si lo que se cuenta es real o inventado, pero también es cierto que esa curiosidad se acalla más fácilmente en unos casos que en otros. Nadie adjudicó, creo, a la obra de Javier Marías o Vilas-Matas el apelativo autoficción que sí se viene aplicando, concienzudamente, desde que asoma la publicación de libros por parte de autoras, mujeres, sí. Y a partir de ahí ya se pueden extraer conclusiones.
Ninguna obra, ni siquiera la más puramente biográfica, se limita a contar la realidad sin procesarla. Ninguna buena obra, sea biográfica o no, trasciende y alcanza “lo literario” sin exigir por parte de quien la escribe un talento y un trabajo que es injusto negar o menoscabar con una sola etiqueta.
Por otro lado, otra cuestión a la que he vuelto en el transcurso de la lectura de esta novela es el cómo se produce la universalización de experiencias vitales particulares o locales. Me explico, y es que es posible entender/empatizar/emocionarse con/apreciar, y de un modo profundo, una obra del gótico sureño siendo, por ejemplo, española en el siglo XXI, pero es que, teniendo en cuenta que la obra de Alana ha sido traducida a 13 idiomas y tiene reconocimiento internacional, es que es posible empatizar o interesarse por un retrato de los barrios obreros españoles de los ochenta teniendo una experiencia vital totalmente ajena a ellos.
Quizá es que la aspiración a la universalidad no ha sido nunca otra cosa más que el pretender asemejarse a lo canónico y el canon siempre ha resultado ser un acuerdo, una imposición a veces. Podemos quitar el quizá de la frase anterior.
En definitiva, una obra local, desde una experiencia particular y personal, si está bien contada (ésta lo está magníficamente) es completamente comunicable atravesando culturas, períodos temporales, etc. Y aquí podríamos convocar aquella loa a lo auténtico, pero sería abaratar la reflexión.
Volviendo al libro y dejando las divagaciones, tenemos que destacar varios grandes logros. Por un lado, esa mirada compasiva de la autora hacia los personajes (las personas), siendo estos los forzados a la disidencia social, los expulsados al margen y que se acogen en la obra con una dignidad y un amor inmensos y necesarios. También se extiende esta observación amorosa sobre los que se mantienen dentro de lo que hemos llamado la dictadura de la normalidad y allí sobreviven, acatan y desacatan y hacen lo mejor que pueden con las cartas con que les ha tocado jugar. Es reconfortante esta mirada compasiva que no se mueve nunca hacia la condescendencia.
Otro logro innegable es el uso certero y poético de las palabras, creando en la economía y la experimentación metafórica y simbólica nuevos espacios de significación, de explicación, de comprensión de la realidad. Sin que los fuegos artificiales lleguen a hacer del texto algo oscuro o inaccesible, sí que somete la forma ejerciendo lo que Valeria Correa ha llamado alguna vez “violencia sobre el lenguaje”. Así, lo que se cuenta y cómo se cuenta van de la mano para emocionar al lector y atraparlo para que adopte, también, esa mirada compasiva de la que hablábamos.
Volviendo por último a una nueva divagación, me pregunto si la disidencia y la distancia del mundo es la mejor, quizá la única, posición que puede tomar un creador artístico. Si el que sale de la norma aprende a observar su entorno con precisión como puro método defensivo (saber por dónde te va a venir el guantazo suele ser útil cuando los recibes a menudo), eso llevaría a pensar que, en la creación, por mucho que nos alejemos de la romantización de los malditismos, no estaremos refugiándonos los raros que aprendimos a mantener las distancias y analizar lo que nos rodea con ese punto de extrañeza e, incluso, curiosidad.
Por último, en la habitual sección de “si te gustó”, os recomiendo leer “Las malas” de Camila Sosa y ver la serie Pose.
Poema
Este poema lo escribí en mayo de 2020 y lo publiqué en Facebook. Por algún motivo (seguramente no lo consideré suficientemente bueno), no llegó al blog. Por aquí lo dejo.
En esta anochecida de domingo en pase continuo
con la normalidad dándose la vuelta
para poner boca arriba rutinas de clavos oxidados.
En este tiempo que no es, pero discurre
por la flexión insoportable de todo límite,
se me ocurre:
que no existo porque piense
sino porque
—acaso
quizá
sin certeza alguna—
soy lo que siento
y sólo dispongo
del convecimiento de este dolor
y de una grieta
en la que se nos hunden
—no tan poco a poco—
los talones.
7 de marzo de 2024
Seda de Alessandro Baricco
Esta reseña la escribí para el club de lectura de Palomares del Río. Es particularmente extensa, así que dejo por aquí sólo un extracto y al final del post dejo el enlace al pdf con la reseña completa.
Todas sus obras Lenen un patrón musical subyacente. No es sólo que el lirismo que suele impregnar su obra haga énfasis en el ritmo de la voz literaria, sino que la estructura en su conjunto sigue patrones musicales que él mismo desvela en algunas entrevistas. En el caso de Seda, Baricco habla de una música blanca.
Todas las historias tienen una música propia. Esta tiene una música blanca (...) es una música extraña, a veces te desconcierta: se ejecuta suavemente y se baila lentamente. Cuando la ejecutas bien es como oír el silencio y a los que la bailan estupendamente se les mira y parecen inmóviles (...)” (De la contraportada de una de las ediciones italianas de Seda).
Quizá por ello, Seda está llena de estribillos que se repiten con ligeras modificaciones marcando una estructura en espiral que oscila en velocidad y da cuenta de los ciclos vitales de sus personajes. Se trata, en palabras del propio autor, de una obra decimonónica, con un narrador omnisciente, con el aire de los cuentos de hadas y que trata de trascender el moLvo para contar algo más allá de la anécdota...
Reseña completa de Seda de Alessandro Baricco
27 de febrero de 2024
El cuento de la criada de Margaret Atwood
Esta reseña la escribí para el club de lectura de Palomares del Río. Es particularmente extensa, así que dejo por aquí sólo un extracto y al final del post dejo el enlace al pdf con la reseña completa.
(en la reseña se revelan detalles de la trama y el final del libro)
Margaret Atwood es una de las figuras literarias más importantes de Canadá (algunos dicen que la más importante). Su obra abarca todos los géneros literarios, desde la poesía al ensayo críIco y académico y ha sido una autora especialmente prolífica. Es conocida por su militancia políIca y desarrolla trabajo académico en numerosas universidades de presIgio, además de haber recibido mulItud de premios y reconocimientos. Estamos, sin duda, ante una de las grandes de la literatura.
En su ámbito personal, Atwood es acIvista y compromeIda con causas como el ecologismo y el feminismo. Según Wikipedia: “Se la describe como una escritora feminista, ya que el tema del género está presente en algunas de sus obras de forma destacada. Se ha centrado en la idenIdad canadiense, en las relaciones de este país con Estados Unidos de América y Europa, en los derechos humanos, en asuntos ambientales, en los páramos canadienses, en los mitos sociales sobre la feminidad, en la representación del cuerpo de la mujer en el arte, la explotación social y económica de esta, así como las relaciones de mujeres entre sí y con los hombres.”.
El cuento de la criada se publicó en 1985, pero ha adquirido una renovada popularidad debido a su reciente adaptación a serie de televisión. Aunque, anteriormente, en 1990, ya había sido adaptada al cine y, en 2020, también lo ha sido a una novela gráfica.
El cuento de la criada es una obra de ciencia ficción especulaIva que parte de una críIca ecologista, feminista y contra los totalitarismos y los peligros de mezclar religión y políIca. Inevitablemente, enlaza con otras grandes obras del género, como 1984 o El mundo feliz y resulta aterradora por su cercanía con ciertos aspectos sociales de nuestra realidad.
En la novela, una facción religiosa ha tomado el poder en Estados Unidos y ha instaurado la llamada República de Gilead. Bajo este régimen se dispone de las mujeres de forma totalitaria para conformar un orden social. Problemas de ferIlidad graves (causados, según parece, por la contaminación y por el descenso de la natalidad en la úlIma sociedad previa a este nuevo orden) se resuelven disponiendo de las mujeres férIles para engendrar hijos para las familias con poder y recursos económicos situadas en lo más alto de la jerarquía del régimen. A las mujeres inférIles se las ubica como Marthas, Tías o Econoesposas. Y las propias Esposas, casadas con los dichos ricos y poderosos, también deben ajustarse a un estrecho rol social. Todas ellas deben acatar su puesto social y ajustarse a una serie de rituales, procedimientos y reglas que Ienen como fin alienar a la primera generación de mujeres de esta nueva sociedad, a la espera de que, en siguientes generaciones, estas normas hayan alcanzado un estado de absoluta normalidad. En el conflicto distópico, por tanto, se discuten y analizan el rol social de la mujer y la injerencia desde los poderes sociales sobre el cuerpo femenino.
La autora declara que no hay nada inventado en la novela...
Reseña completa de El cuento de la criada de Margaret Atwood
5 de enero de 2024
Gótico de Silvia Moreno-García
Esta reseña la escribí para el club de lectura de Palomares del Río. Es particularmente extensa, así que dejo por aquí sólo un extracto y al final del post dejo el enlace al pdf con la reseña completa.
Lo cierto es que los escritores actuales son conscientes de que los grandes temas de la literatura son pocos, se repiten y están ya más que explorados, se entiende que los tropos y los esquemas están bien definidos y que de todo se ha hablado ya y muy bien.
Ahora la originalidad se sustituye por la autenticidad, en el sentido de que las historias sean contadas desde el punto de vista único del autor que, como ser humano único, con experiencias, bagajes, personalidad y gusto irrepetibles, aporta justo ese punto de vista inimitable, siempre que se mantenga fiel a su propia esencia.
Pero el arte es también juego...
Reseña completa de Mexican Gothic de Silvia Moreno-Garcia
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