El sueño que no mengua el dormido
el hambre que no calma alimento alguno
la voz en ahogo
las probabilidades mal trucadas
los estómagos prisioneros
calma chicha
devanando hilo sin ver ni un centímetro entre los dedos
murmullo de músculos de mármol
dedos cubiertos de hormigas
lengua inmóvil
una pequeña esperanza temblando al fondo de una pupila oscura
arrinconada tras el pelotón de las ideas
a punto de apretar el gatillo
pregúntate
¿hay vida antes de la muerte?
El último verso es un grafiti del metro de Nueva York al que suele referirse Eduard Punset por su irónica sabiduría
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