18 de noviembre de 2013
Deshacer la casa por el tejado
Entretejidas se sostienen y basta extraer una para desmoronar el castillo de naipes. Entretejidas se sostienen, precarias en equilibrio: casi se puede sentir su tintineo de copas en bandeja. Entretejidas estaban justo antes de que con dos dedos deslizara una ante mis ojos. Sólo una y todo se avino a formar una montaña de píldoras, un cóctel de falsa paz, camisa de fuerza, encierro. Tras las columnas de hierro de esta cárcel blanca.
Fotografía de Javier Prieto
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2 comentarios:
Así de frágiles somos. Grandes retrato, y la fotografía también.
Abrazos Rosita.
Debe de ser que con la edad uno va tomando cada vez mayor conciencia de esa fragilidad porque yo cada vez la percibo más nítida :)
Gracias Miguel. Un abrazo
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