13 de noviembre de 2013

Triángulo. El nuevo. Prohibiciones infinitas.


Triángulo
Y nunca le recordaba lo que no se debía contar y por eso le permitía seguir a mi lado. Aunque sus labios revelaran a veces el temblor de una vuelta imperdonable a lo mismo, aun cuando juntara las cejas en su fugaz intención de descubrir un nuevo matiz y verbalizarlo, incluso a pesar de aquellas miradas que querían estar perdidas pero que se sabía adonde apuntaban. Lo habíamos prometido: no volver a dar vida en las palabras. Aunque el silencio creciera. Aunque se volviera una de esas criaturas a las que empieza a latirles el corazón y dan sus primeras patadas tras nuestras costillas.

El nuevo
Y nunca le recordaba lo que no se debía contar para que aprendiera a evitarlo como hacíamos todos. Así se fue acostumbrado a las rutinas: abre bien los ojos antes del alba, no te quejes del escozor del jabón en las manos, ni sientas el sol ni las úlceras en los labios, que tu barbilla toque el pecho cuando te hablen, duerme sin tener que fingir con los párpados angustiados. También le aclaré la esperanza a proteger: un día se nos olvidaría lo que no se debía contar, ellos se darían cuenta y podríamos salir de aquí.

Prohibiciones infinitas
Y nunca le recordaba lo que no se debía contar porque las prohibiciones gestan los actos. Y procuraba darle a cuenta inofensivas canicas o pájaros azules. Supongo que quiso seguir y ver qué pasaba al añadir un dígito −jamás me hubiese creído, ni aunque le hubiera confesado que nada; como siempre, nada− y así fue cómo se atrevió con conjuntos infinitos como granos de mar o estrellas sin puntas. No sé cuándo contó lo que no se debía y tampoco quiero recordar si es que lo supe y lo olvidé, porque, ya se sabe, las prohibiciones gestan los actos.

Micros participantes en el concurso Relatos En Cadena que marcaba la frase de inicio

2 comentarios:

Luisa Hurtado González dijo...

Le sacaste un buen partida a la frase, complicada ella.
Felicidades.

Rosita Fraguel dijo...

Y hubiera seguido si no hubiera sido por el límite de tiempo. No me parece complicada en realidad porque se adapta muy bien a lo que suelo contar. Era una frase cómoda para mí.

Gracias Luisa y un abrazo