18 de diciembre de 2017

Piterpanes en la memoria de sus papás


Su padre también le dejaba conducir la furgoneta los domingos siempre que no lloviera y no se acordara de los suspensos, así que finalmente tenía que reconocer que eran más ventajas que inconvenientes. Lo peor eran las tiranas expectativas de esa memoria anciana y tener que seguir, a sus años, comportándose como un niño.

Microrrelato escrito para el concurso Relatos En Cadena que marcaba la frase de inicio.

14 de diciembre de 2017

Páginas salmón


La amputación de alas se incluyó en la cobertura sanitaria pública en 2042. Sólo en el primer año los accidentes de tráfico aéreo disminuyeron en un 54,3% y la venta de drones remontó en cuatro puntos respecto al mismo trimestre del año anterior. En los siguientes seis meses cerró un 91,2% de los talleres de mantenimiento de alas y aunque la venta de nórdicos y colchones subió en el primer semestre del año, el sector también decayó a raíz de la comparación que un tertuliano hizo con la potencial venta de subproductos fabricados con los restos de cortar las uñas de los pies. La industria textil continuó reclamando el lucro cesado por la obsolescencia de las prendas ya fabricadas con perforaciones a la espalda hasta que consiguieron la compensación de parte de las pérdidas.

Inesperadamente, los mayores beneficiados por la medida fueron la industria del juego y el sexo, casi extintos por entonces. Revitalizaron los antiguos casinos y prostíbulos y reabrieron sus ciudades de neón recuperando las ventajas fiscales y los contactos con el sector político. Todo gracias a la demanda de una clientela que debía reajustar su autoimagen después de perder las alas.

27 de octubre de 2017

XXIX Premio Ana María Matute



Ya ha está disponible el libro Donde nadie nos quiere que recoge el cuento ganador y los finalistas del XXIX Premio Ana María Matute. Incluye mi cuento Piso con habitación sellada que quedó finalista.
Cosas que alegran el día :)

24 de octubre de 2017

Conversaciados



Ayer vio la luz nuestro nuevo podcast: Conversaciados. Haremos entrevistas a escritores y hablaremos con ellos de todo lo que rodea a la escritura y la publicación. Un espacio para la conversación a la vieja usanza, tranquila y distendida.

Y el programa 0 no pudo empezar más arriba: un invitado de lujo, Carlos Frontera, escritor afincado en Sevilla que acaba de publicar su primer libro de relatos, Andar sin ruido, con la editorial Páginas de Espuma. Un escritor con un mundo creativo muy personal y que ya está dando mucho ruido y más que dará.

Podéis seguirnos en ivoox, en Facebook, en Twitter... Quedaos por aquí que lo mejor siempre está por llegar.

Eterno retorno


Vuelve a pedirme que le empuje. Esta vez cae mejor, sin golpearse en las rocas. Me siento sola al borde del precipicio a fumar un cigarro que me parece siempre el mismo. Al rato me pone la mano en el hombro y me giro. La nuestra es ya una decepción cansada: me dice que tenemos que probar de nuevo.

Microrrelato escrito para el concurso Relatos En Cadena que marcaba la frase de inicio.

25 de septiembre de 2017

Se acabó la rabia


Desde el día que murió de repente, no amanece que no es poco. Pero como tampoco hay atardecer para ponerse nostálgico seguimos como si nada. Ha aumentado la venta de bombillas y condones, el consumo eléctrico se ha disparado y la parrilla televisiva es un continuo late night show. Echo de menos desayunar pero no está mal haberse librado de los madrugones.

Microrrelato escrito para el concurso Relatos En Cadena que marcaba la frase de inicio.

12 de septiembre de 2017

La casa ha comenzado a llenarse de hormigas...



Atención al cliente

La casa ha comenzado a llenarse de hormigas que pellizcan los muebles y acarrean astillas por todas partes, perforan los sillones, inundan la pantalla de la tele y despedazan lo que queda en la alacena.

Hemos llamado a la empresa de osos hormigueros pero están a tope y no sabemos si llegarán a tiempo. Medio barrio ha desaparecido ya por el ojo del hormiguero y la casa empieza a moverse.


Evolución

La casa ha comenzado a llenarse de hormigas a pesar de todos los remedios. Vemos el jardín arrasado desde la ventana y ya no nos reímos con las bromas sobre aquella película de plagas. Hemos llenado la bañera y aquí estamos apretujados en el centro, abrazándonos mientras las vemos construir sus primeros barcos.


Vistas al futuro

La casa ha comenzado a llenarse de hormigas.

Nos muerden los dedos cuando dormimos. Arrastran las llaves para esconderlas. Remueven los cajones y cambian los libros de sitio. Perdieron mis gafas del cerca que dejé, estoy segura, en la mesita como cada tarde.

Mis nietos zapatean sobre ellas riendo. No las ven. Yo sueño cada noche con la reina y el hormiguero. De día me encojo en el sillón por miedo a pisar alguna. Por miedo.


La salud y la enfermedad

La casa ha comenzado a llenarse de hormigas y es que lo barato sale caro. Ya te dije que ese taxidermista no era de fiar. Al descolgarse los tejidos te has puesto serio. Yo no lo veo mal: de todas formas nunca sonreíste en vida.


Invasión

La casa ha comenzado a llenarse de hormigas voladoras. Te las encuentras sobre los libros, en el cuenco de las llaves, dentro de la nevera y en el doble fondo donde guardamos las joyas. Pronto las escupiremos al hablar y se nos enredarán en el pelo. Será como si siempre hubieran estado aquí.


Duelo

La casa ha comenzado a llenarse de hormigas pero no voy a recoger los restos de comida del suelo ni los fragmentos de vajilla. Si lo hiciera parecería que la normalidad ha vuelto y volvería a creer que puedes aparecer en cualquier momento.


Entre todos y ella sola

La casa ha comenzado a llenarse de hormigas. Las vemos desaparecer bajo la puerta perdiéndose en el interior. Hacemos como que no lo notamos pero ya algún vecino canturrea por lo bajini al pasar frente a la casa y los niños han vuelto a jugar al balón en la calle marcando su antigua portería con las chaquetas del chándal.

Nadie hace alusión a la puerta cerrada, las hormigas y el olor. Sólo a veces nos examinamos unos a otros en silencio. Incluso han propuesto recuperar la feria con su megafonía, ésa que tampoco la dejaba dormir y la obligaba a gritarnos desde el balcón y envenenarnos los perros.


Juego simbólico

La casa ha comenzado a llenarse de hormigas. Jugamos a ver quién pisa más y luego nos comemos los puñados. Se mueven en la boca y hacen cosquillas pero llenan. La alacena ya está vacía pero saltamos sobre los sillones, dejamos la tele siempre puesta y no nos duchamos, así que compensa. Además, tenemos este nuevo juego en el que recreamos la escena desenterrando el cuchillo del jardín y clavándolo de nuevo sobre sus cadáveres.


Indefensión aprendida

La casa ha comenzado a llenarse de hormigas. Al perro del vecino se lo llevaron en volandas una noche mientras dormía. Sólo les dio tiempo a ver la cola desapareciendo por la entrada al hormiguero. Así que hemos sacado al bebé de la cuna y ahora duerme en un flotador que se bambolea sobre el agua de la bañera. Los demás pasamos el día a manotazos y con los tobillos en carne viva.

Aún esperamos que la reina tenga un descuido, se deje ver y podamos al fin parlamentar civilizadamente con ella.


Microrrelatos escritos para el concurso Relatos En Cadena que marcaba la frase de inicio.

7 de junio de 2017

El peso de la corona


La coge con sus propias manos y la parte en dos. Las mitades del aro parecen ahora de latón cutre y se les notan los desconchones. Últimamente la vida es eso: la repentina evidencia de la miseria. Como un trueno suena La Voz envuelta en la risa de unos rayos. «¿Pretendes imitar a Lucifer?». Y una última carcajada hiende el cielo y le cercena las alas que, ahora se da cuenta, siempre han sido de fibra acrílica de la más barata.

Micro escrito para el concurso Relatos En Cadena que marcaba la frase de inicio.

24 de mayo de 2017

Antología de microrrelatos de El Gusanito Lector




Desde hace tres años, la librería sevillana El Gusanito Lector convoca anualmente un concurso de microrrelatos en torno al tema "la librería". Ahora, con motivo de la Feria del Libro de Sevilla y vía Triskel Ediciones, han tenido a bien publicar una antología en la que se recogen los microrrelatos ganadores y finalistas de las tres convocatorias del concurso y también una selección de microrrelatos participantes. Y en este último grupo estoy yo con mi microrrelato "Teoría del caos".

Aún estáis a tiempo de conseguirlo en la caseta que El Gusanito Lector tiene en la Feria del Libro y si no en la propia librería, un rinconcito de la calle Feria con mucho encanto y al que hay que volver de tanto en tanto.

Ando contenta, sí :)

18 de abril de 2017

Método de composición. Prentententoonstelling





Bueno, vale, es pretencioso robarle el título del post a Poe pero es que he quedado finalista del II Premio IASA Ascensores con este micro y, claro, me he venido arriba ;) Nada menos que 5175 microrrelatos participantes y el mío está entre los 25 finalistas. Como si hubiera ganado.

En este caso es un micro escrito especialmente para el concurso que proponía el uso de "maldito escalón" en algún punto del texto y, además, confieso que está escrito "para un concurso", pensado para ganar o intentarlo. Aunque al final sí que tiene mi toque mágico de "esto no hay quien lo entienda" (intento librarme de él pero no lo consigo), lo cierto es que es un micro atípico y distinto a los que escribo normalmente.

Me apetece en este caso dejar por escrito cómo surgió el texto sobre todo por si soy capaz de descubrir mi propio truco y dedicarme a partir de ahora a ganar concursos uno tras otro (ja!) pero sobre todo porque creo que es justo que vaya acompañado de su explicación.

Ahí va el making of: lo del uso obligado de lemas o frases suele tener cierta complicación pero el de esta propuesta me resultaba horrendamente difícil. Por eso sobre todo me empeñé en escribir algo. Ése es el primer paso: una motivación para escribir, aunque sea la del ego herido ante un buen reto.

No hacía más que darle vueltas a qué escribir con la dichosa (maldita) pareja de palabras y es que los escalones no me resultan muy poéticos. Se escribe donde se puede: en la ducha, en el metro, justo antes de caer dormido, mientras se termina la cena,... Lo que se activa es un runrún y un brainstorming mental que nos vuelve más despistados e irritables de lo normal (en estos momentos de mi vida esto es jugarme la vida, no hay que subestimar el esfuerzo). Pues bien, en estas estaba cuando entrando a uno de los edificios en los que trabajo reflexioné sobre uno de los efectos de mi despiste y es que siempre pienso que el edificio es alargado conforme uno entra pero en realidad la puerta está en uno de los lados más largos del rectángulo. Me explico fatal, ¿verdad? Pues en tratar de verbalizar esto me llevé unos cuantos días hasta llegar a lo de "al entrar se alarga en un rectángulo clarísimo". Confiar en el lector es a menudo una buena forma de abreviar. A buen entendedor...

También me pasa lo de que no estoy segura de cuál es la ventana de mi despacho vista desde fuera. Esto es porque soy muy despistada, porque siempre voy corriendo y no puedo pararme ni a pensar y porque, de verdad, que es un edificio extraño.

Concluí que lo del edificio estaba bien, en los edificios hay escalones y si el edificio es equívoco, uno puede acabar maldiciendo. Hice una lista de despropósitos arquitectónicos que se vio muy menguada cuando seleccioné los que más me gustaban y cuando intenté calzar el texto en el tamaño máximo marcado por el concurso. Porque ésta es otra complicación: yo no escribo micros muy cortos, me cuesta y eso era buena parte del reto en el que me había metido.

En este punto, y os ahorro las versiones intermedias, tenía un edificio imposible y a alguien quejándose de que "cada maldito escalón es equívoco" y con eso tenía mucho pero no tenía nada. Es decir, tenía una descripción de una arquitectura imposible y poco más.

Pasaron una sucesión de ratitos robados hasta que decidí que un edificio imposible es imposible y que era más bien una percepción de imposibilidad, es decir, aquello tenía que ser una locura. De ahí al frenopático no hay más que un paso. ¿Por qué la "frenopático" y no manicomio o cualquier otro término? Porque soy muy pedante y no tengo remedio. Y lo del manicomio venía bien porque qué bonito queda llenar de connotaciones un texto breve y si un asilo de orates (pedante, pedante) no las tiene, no las tiene nada.

Me quedaba decidir quién era el narrador: al fin y al cabo si tenía despacho no era difícil figurarse que quien me hablaba era el director. Lo de la ventana de despacho esquiva había sobrevivido a la purga de desastres arquitectónicos porque es algo que me pasa a mí misma y, o el micro tiene algo de verdad, o se me desmonta entre las manos. La mejor mentira es la que tiene algo de verdad (y me tengo que curar lo de los refranes).

Llevaba muchas semanas con esto pero el micro seguía sin tener alma. Un director de manicomio que siente que no sólo sus locos están locos sino también su edificio. O algo así, porque el micro se deformaba y no tenía un sentido cerrado del todo en aquel momento. No me había dado cuenta de lo más obvio: había una asociación inconsciente que había hecho desde el principio y que estaba dirigiendo el micro (estas cosas son las mejores del proceso de escribir). El concurso lo convoca IASA que es la empresa que montó el ascensor del Palacio de Carlos V en La Alhambra, por eso lo del escalón, pero es que para mí la Alhambra está indisolublemente asociada con la obra de Escher. Porque sí, porque una temporada me dio por la obra de este señor, me leí mil libros y sé que él estudió los patrones que se dan en las decoraciones árabes y poco después viajé a Granada... y así se montan nuestros recuerdos. Una escalera imposible como la de mi micro no podía ser más que obra de Escher. En algún momento me dediqué a ver de nuevo pinturas suyas buscando el sentido de mi texto y le voilà: Prentententoonstelling. En este grabado un señor mira una pintura de un puerto y entre los edificios hay una galería de arte en la que está el cuadro que mira y él mismo que lo está mirando en un bucle infinito. Qué maravilla.

Pues ya lo tenía: ¿mi director de frenopático es un loco también? Bucle infinito. Título elegido. Sentido cerrado. Su poquita de pedantería marca de la casa pero con posibles lecturas ajenas a todo este lío que me había montado sola. Pensé que hacía una buena propuesta para el concurso y que había superado el reto. Con eso ya me conformaba pero encima me he llevado la alegría de quedar finalista. Así que ya le tengo cariño a este micro y a cómo nació.

Abajo el cuadro inspirador y la versión final del microrrelato. A ver qué os parece la propuesta.




Prentententoonstelling

El frenopático es un edificio cuadrado que al entrar se alarga en un rectángulo clarísimo. Es como lo de las ventanas, desde fuera trato de identificar cuál es la de mi despacho y nunca la encuentro donde espero. Las escaleras: cada maldito escalón es equívoco. Hay que subir para bajar, bajar para subir. Pulsas el botón del ascensor para ir al último piso y la tierra te traga. Ni siquiera tengo claro que internos y personal estén bien diferenciados. Dirigir esto es imposible y me preocupa que me atribuyan negligencia profesional por alegrarme tanto de que el edificio haya enloquecido también.