5 de noviembre de 2014

Luz al final del túnel



Al final del túnel

«La única forma de soportar la existencia es aturdirse en la literatura como en una orgía perpetua.»
Flaubert


Ni mi túnel era negro ni la luz al final blanca del todo. Más bien recordaba a una ciudad mitológica que reuniera los fantasmas alimentados en años de literatura: la aturdida hija bastarda de una orgía de palabras. Me veía a mí misma discutiéndome las ventajas e inconvenientes de asomarme al otro lado.

La oscuridad era un placentero remanso de abotargada estupidez.

Cuando tomé la decisión supe que era tarde: paleteé intentando corregir en vano el rumbo de mi chalana al tiempo que despertaba dentro de aquel extraño sueño.

Fotografía de Javier Prieto

26 de octubre de 2014

Los últimos cien días de Jindra Hertam




Los últimos cien días de Jindra Hertam es la tercera novela del autor Juan Antonio Hidalgo y la primera en el catálogo de la nueva editorial sevillana Maclein y Parker. Jindra nace de un proyecto personal del autor: escribir cien textos narrativos en cien días. Los textos se publicaron en un blog que hoy es inaccesible y ahora, tras el cumplimiento de una gesta que demuestra una disciplina casi heroica, componen este volumen.

Se me ocurre que el tono general de la novela podría asimilarse al de La ventana indiscreta, el clásico de Hitchcock. Y uso este símil cinematográfico porque el autor es, además, experto conocedor del séptimo arte. Digo que ése podría ser un buen punto de referencia por dos aspectos: uno es el suspense irónico de la historia y otro el voyeurismo que se produce en los distintos puntos de vista (nunca mejor dicho).

Por un lado, la historia se basa en la persecución de un macguffin que es la revelación a Jindra de la vida secreta de Ángela, una chica que ha conocido al coincidir repetidamente con ella en el mismo autobús. Ángela oculta su nombre a Jindra etiquetando así el conjunto de secretos que se guarda. En torno a estos dos personajes aparecen un grupo nutrido de vecinos, compañeros y transeúntes que conviven en su mayoría en dos bloques de pisos enfrentados (las ventanas son importantes en esta historia) y que entrecruzan sus secretos y sus vidas en una obra coral que obliga al lector a reconstruir el cuadro completo.

Tanto el punto de vista del narrador como el de los personajes es fundamentalmente visual. Los personajes son observados por el narrador y se observan entre sí. También les espía el lector que es el último voyeur de la cadena. La descripción cumple a rajatabla el «mostrar y no contar» dejando fluir las escenas, los movimientos y los diálogos. El punto de vista es el de un narrador omnisciente que narra en tercera persona este fluir del relato excepto cuando es Jindra el que nos habla desde el que sería su propio diario en primera persona.

Pero la omnisciencia de este narrador no parte de un recurso forzado a la manera decimonónica sino del superpoder del creador. Jindra crea todas las historias de este libro ya que él mismo es escritor. Y sus personajes también son en algunos casos escritores y narran otras historias dentro de las primeras en un juego de matrioskas que corona la ironía de que Jindra no es más, al fin y al cabo, que un personaje de Juan Antonio Hidalgo y también lo son, por tanto, el resto de muñecas rusas. Esta estructura multinivel se fuerza hasta romperse cuando los personajes reales en unos planos e imaginarios en otros se entrecruzan poniendo en cuestión la propia realidad del lector.

Es ésta una novela profundamente posmoderna (o quizá pos-posmoderna) en la que hay una conciencia clara de la propia creación, del propio hecho literario. Diversos juegos metaliterarios que interpelan al lector ironizan sobre la ficción y aumentan la sensación de voyerismo en dicho lector y lo obligan a adoptar una posición externa en la que empatizar o no con los personajes o «vivir la historia» al más puro estilo bestseller carece de sentido.

Lo que Ana escribe en la novela y acaba por sucederle convirtiendo la creación en invocación; los nombres de los personajes que se cruzan en los distintos planos (por ejemplo, el gato Tomás en un nivel es el ser humano Tomás en otro y lo mismo con la gata Virginia); los actos de voyeurismo que se incluyen en la diégesis (gatos que miran el interior de la casa encerrados en el balcón, Javier espiando y tomando fotos de Virginia desde su ventana mientras Alexandra lo observa a su vez y otra vecina envidia ser objeto del espionaje…); los secretos que guarda cada personaje y que aportan un nivel más en la narración sólo revelado al lector; los múltiples escritores que se crean entre sí y los diarios, cuadernos, notas que aparecen en la vida de los personajes uniéndolos en torno al hecho escrito; las mujeres que marcaron la vida de Jindra y que comparten nombre, Raquel, jugando de nuevo con las etiquetas y su valor; los saltos en el transcurrir del tiempo novelado; todo ello viene a formar una deconstrucción poliédrica en una historia coral, multifacética, inasible que obliga al lector a un cierto esfuerzo constructivo, a seguir la pista de los distintos hilos narrativos para crear un conjunto que deja suficientes cabos sueltos como para forzar su propia imperfección lejos de la «historia redonda».

Pero todo este entramado no resulta especialmente confuso, lo que es sin duda un gran acierto técnico. La suficiente redundancia ayuda a que el lector no se pierda y también el hecho de que la historia narrada no es, en sí misma, excesivamente compleja. Lo que se cuenta se podría ubicar en el género del suspense y el erotismo, tratados ambos de una forma ligeramente inverosímil pero coherente acercándose a las maneras del pulp. La prosa es ligera, directa, limpia.

Si bien este tipo de deconstrucción no es novedosa ni en las vanguardias literarias ni en la revisión irónica que trae la posmodernidad, lo que puede resultar especialmente atractivo en este caso es que muchos textos, sobre todo al inicio, podrían funcionar como relatos independientes y es en la presentación conjunta donde cobran un nuevo significado. Esto probablemente se debe al propio proceso creativo ya que el autor, Juan Antonio Hidalgo, reconoce que al inicio de su proyecto no tenía intención de crear el conjunto de una obra y que los personajes y sus historias se fueron enredando más tarde. Sin embargo, también reconocen editores y autor que la obra que se presenta está alterada respecto a la original que se publicó en Internet. Me quedo con la duda de si estas modificaciones han cambiado o no sustancialmente los textos independientes y sobre todo, si la labor de edición (entiendo que no sólo a cargo de los editores) ha aportado a esta novela un plus de calidad que puede que antes no tuviera. Me cuesta confiar en que toda esta estructura se haya armado durante la creación de cien textos en cien días consecutivos sin revisión posterior por lo que la publicación en el blog debe de ser sólo una fase en el proceso de creación de esta novela como obra final. Me hubiera gustado poder acceder al estado intermedio y analizar la evolución hasta el conjunto acabado pero, como decía al principio, el blog se cerró.

Los parentescos de este libro me resultan más cercanos al cine que a la literatura (y espero que esta creencia no sea un prejuicio por mi parte al saber de las filias del autor) pero es indudable que también está hermanado con las novelas fragmentadas de la posmodernidad y con otras más actuales como, por ejemplo y por nombrar una, Tangram de Juan Carlos Márquez.

Como conclusión, Los últimos cien días de Jindra Hertam es una grata sorpresa. La cuidadísima edición de Maclein y Parker convierte este libro en un fetiche para bibliófilos pero el contenido también está a la altura, no defrauda y abre por fin las puertas de la gran literatura que se produce (es imposible que no ocurra así por mucho que los más pesimistas se empeñen en afirmarlo) entre autores noveles que necesitan sólo un modo de llegar a lectores como yo, ávidos de calidad y buen hacer. Mi enhorabuena al autor y a la editorial. Por mi parte quedo a la espera de lo que esté por venir.

23 de octubre de 2014

El libro del Microconcurso




Ya tengo el libro del III Microconcurso de la Microbiblioteca de Barberà del Vallés. En él aparece mi micro La autopsia de la sirena. Estoy muy bien acompañada en él y muy contenta de haber quedado finalista en este concurso :)

15 de octubre de 2014

Del blog al papel. Encuentro sobre escritura y nuevas tecnologías




El próximo viernes 17 de octubre a las 20h me invitan a participar en este encuentro que tendrá lugar en mi querida Casa Tomada (Sevilla). En palabras de las organizadoras: acostumbrados a las nuevas tecnologías y a la evolución “natural” de los acontecimientos en el mundo literario (los formatos electrónicos, las redes sociales, etc.), nos plantearemos justamente el paso inverso. Ese proceso en el que se va desde Internet, los blogs o las redes, a la edición en papel.

En el encuentro participarán la editorial sevillana Maclein y Parker; Juan Antonio Hidalgo, autor de la novela Los últimos cien días de Jindra Hertam, Pablo Fernández Barba, escritor y periodista; Paola Fernández Zurbarán, fundadora de Al este de Ekaterimburgo; María José Barrios, profesora de Casa Tomada y autora del libro Cuentos Mínimos y yo, el fraguel que escribe por aquí.

Seguro que el rato es más que agradable y muy interesante. Invitados quedáis :)

Publicación en Cuentos para el Andén




Con algo de retraso vengo a contar por aquí que mi microrrelato El escritor fue incluido en el número 30 de la revista Cuentos para el Andén (página 18). El escritor ya apareció en el libro De Antología. La logia del microrrelato.

La revista Cuentos para el andén se publica desde 2011. Es gratuita, está orientada a géneros breves y empezó su distribución en formato papel en el metro de Madrid. Actualmente es accesible en formato electrónico, tanto vía apps para móviles como en su web.

Y no hace falta que diga que es un placer entrar a formar parte de sus páginas :)

11 de junio de 2014

La aparente seguridad de las cosas


Se ovilla sobre las baldosas frías y comienza a temblar al ritmo del suelo, las paredes, las estanterías y las lámparas. El terremoto arrecia un momento antes de parar. Sin embargo, su cuerpo mantiene una sísmica vibración que hace tintinear los siete platos en la bandeja. Pronto estarán de vuelta los enanitos. Mientras termina de poner la mesa, Blancanieves reflexiona: «La vida no es un cuento de hadas». Espera con la mesa puesta y las manos temblorosas. Llaman a la puerta.


Micro escrito para el concurso Relatos En Cadena que marcaba la frase de inicio y que no llegué a enviar (a medias porque no termina de convencerme, a medias por puro despiste).

27 de mayo de 2014

La vuelta al libro




Tengo el placer de colaborar en el número 2 de la revista La vuelta al libro con un cuento titulado Funerario al que, además, acompañan fotos de Javier Prieto.

La revista La vuelta al libro forma parte del proyecto Atacama Press que nace con el objetivo de ofrecer actividades de promoción de la lectura, creación literaria y servicios editoriales en el área de Dallas, Texas, Estados Unidos. Con una amplia población de habla hispana en la zona, este proyecto nace como punto de encuentro cultural en torno a la lengua española.

La fundadora de Atacama Press, Andrea Amorson, explica el por qué del nombre de la publicación:

«El nombre de la revista surge del juego que el escritor argentino, Julio Cortázar, hizo, a su vez, del libro de Julio Verne La vuelta al mundo en ochenta días. Cortázar publicó en 1967 La vuelta al día en ochenta mundos, una colección de relatos y reflexiones sobre su labor escritural. A partir de allí, nosotros decidimos volver a jugar con el título y llamarle a la revista La vuelta al libro porque sentimos que esto resume nuestra intención: promover la lectura entre el público general. De esta manera, el título de nuestra revista es una invitación a volver a leer, por un lado, y, por el otro, un recorrido por el vasto mundo literario.»


Es una revista para no perder de vista y, por supuesto, estaré encantada de recibir comentarios acerca de mi cuento :)

26 de mayo de 2014

Un paraguas rojo



Mi rincón de lectura

Abre su paraguas rojo y la ciudad se hace. Se encienden todas las luces, los peatones caminan, las bicicletas dibujan líneas efímeras en el pavimento mojado. El tranvía vocea el claxon en su habitual afán exhibicionista. Huele a café, a comida rápida, a donuts cargados de mantequilla y a sudor de ciudad: ese alquitranado vaho de las urbes.

Cuando llega al portal cierra el paraguas y la ciudad se deshace. El blanco y negro irrumpe en las calles y un silencio de tiempo congelado gotea en los aleros y ensordece el portal. Ni un paso queda vivo. Sube las escaleras hacia su piso en completo silencio, con el paraguas tiñendo de rojo los escalones.

Fotografía de Javier Prieto

19 de mayo de 2014

Último tren



Mi rincón de lectura

Siempre era la primera en no poder sentarse en el juego de las sillas. Suele viajar de pie en el metro porque no le alcanza la rabia para pelear por un asiento. Cuando llega a casa no se atreve a apartar al perro del sillón bueno. A fuerza de estar de pie se le han vuelto fuertes las piernas. El próximo vendaval, se dice, arrastrará a todos menos a ella.

Fotografía de Javier Prieto

18 de mayo de 2014

El empleo




Cortometraje de animación / animated short film
Dirección / Direction: Santiago 'Bou' Grasso
Idea: Patricio Plaza
Animación / Animation: Santiago 'Bou' Grasso / Patricio Plaza
Diseño de títulos / Titles design: Natalia Acosta
Productora / Production company: Opusbou.

23 de abril de 2014

Eterno retorno y Tejo


Eterno retorno

Mientras la impía lluvia borraba la rayuela, se preparaba el sol tras las nubes para succionar el agua de los charcos. Ya se hacían a la idea las varias capas de cielo para el viaje en ascenso de los nuevos vapores. Incluso retenía el agua memoria de sus próximos cambios de estado. Repiqueteaba alegre por la futura condensación y la implacable caída que la llevaría, una vez más, a la casilla de salida.

Tejo

Mientras la impía lluvia borraba la rayuela, jugaba a simular lágrimas sobre las mejillas del huérfano. En la bañera rebosante, el goteo del grifo formaba ondas escarlata y la madre aceleraba su sueño. Vuelta tempestad, el agua sacudía con violencia el crucero mientras él le pedía matrimonio. Desbordaba el cauce del río que hundía la casa de su infancia. Lamía su frente en bendición y ella repetía un llanto indescifrable en la iglesia silenciosa. Fría y mezclada en jabón insistía en el chapoteo de la matrona borrando de su piel el recuerdo del paraíso. La misma agua la envolvía sumergiéndola en un remanso cálido. Y luego, nada.


Micros participantes en el concurso Relatos En Cadena que marcaba la frase de inicio

2 de abril de 2014

Alter ego


Luego cruzó el pasillo, bajó al sótano y mató al prisionero. Libre al fin de aquella carga, le apeteció un paseo despreocupado entre la gente. Una ducha y a la calle. Pero los inconvenientes se presentaron enseguida: es muy difícil afeitarse sin nadie al otro lado del espejo.

Micro participante en el concurso Relatos En Cadena que marcaba la frase de inicio

5 de marzo de 2014

Ladrones de tiempo y Descanso interruptus


Ladrones de tiempo

Tanto visitante inesperado que me obliga a descifrar la imagen borrosa del videoportero, o a descolgar el telefonillo e interpretar la voz distorsionada, o peor y me sobresalta de un aldabonazo, de un crujir de nudillos contra la madera o irrumpe sin más apartando la cortina de algodón, de cañas, las ramas; gruñidos impacientes desde la entrada a la cueva. Tantas distracciones que me apartan de mi verdadero objetivo: pociones y hechizos y el irrenunciable deseo de poseer el tiempo.


Descanso interruptus

Tanto visitante inesperado y yo que me imaginaba lejos del móvil, las reuniones, las visitas, (…). Oía la tierra lloverme y sonreía. Pero aquí no dejan de cosquillear las larvas de las phoridae, las raíces embisten la madera, las lágrimas de hijas de hijas de una sucesión infinita me despiertan con su goteo como un grifo en la noche. Pero lo peor es el acoso de las visiones: un llanto de bebé recién nacido, un chicle pegado a un pupitre, (…), la caída de unos párpados ancianos que, sin querer, van a dar cobijo eterno a un sinnúmero de visitantes inesperados e impertinentes.


Micros participantes en el concurso Relatos En Cadena que marcaba la frase de inicio

3 de marzo de 2014

Igual que siempre


Bañado en Sol

La evolución de la costumbre es desconcertante: los pasos en el piso superior pasaron en muy poco tiempo de molestarme a resultarme familiares. Ahora, incluso me inquieta que se haga el silencio. Cuando callan, me veo suplicando que vuelvan pronto los crujidos de la madera, los cambios de humor en el ritmo de las pisadas, el tanteo de algo que se escurre y eso que cae en medio de la noche y ya no me sobresalta.

El piso superior de la casa en la que vivo es un desván donde se acumulan trastos viejos.

De todo esto sólo me lastima el capricho de la intermitencia y esta servil espera que soy incapaz de evitar. Bueno, concedo que también me molesta un poco que el gato haga como que no oye nada, que se siente impasible bajo cualquier rayo de sol en la escalera que lleva hacia arriba. Aunque, si me soy sincera, creo que lo que más me fastidia de todo es esta apariencia de las cosas: cómo fingen ser las mismas de siempre.

Fotografía de Javier Prieto

18 de febrero de 2014

Hola de nuevo


Pasarela

Los problemas empezaron cuando al cruzar los puentes quedaba siempre del mismo lado. Luego, las puertas que devolvían a la habitación de partida. Pronto, la vuelta en el colchón que lo retenía en aquella postura: víctima del rayo de luz en los ojos. El pedaleo de una bicicleta que lo conducía siempre al portal del que salía. Pero a todo se adaptó sin una queja. Sólo lamentó cuando los adioses se volvieron hola de nuevo.

Fotografía de Javier Prieto

13 de febrero de 2014

Atarazanas




El próximo lunes 17 de febrero se inaugura la exposición Atarazanas de Fotógrafos Sevillanos y Spotting Andalucía en la Casa de las Sirenas en la Alameda de Hércules (Sevilla). Podréis disfrutar de unas increíbles vistas de las Reales Atarazanas hasta el 28 de febrero.

Además, os invito con interés personal a que la visitéis ya que estará expuesta una fotografía de Javier Prieto acompañada de un microrrelato mío.

Quiero aprovechar y dar de nuevo las gracias a la organización por invitarme a participar :)

12 de febrero de 2014

Piano de Cuerda


Había brotado, en medio del huerto, un imponente piano de cola pero nos sorprendió más la coronilla entre las coles. Por no saber cambiar el hábito la fuimos regando. Así, acabamos viéndole la cara al señor del chaqué que crecía con los ojos cerrados y los brazos pegados al cuerpo. Le quitábamos la tierra de los bigotes y cortábamos las guedejas que se escapaban de una trenza que le recogía el pelo. Vino el invierno y el piano se cubrió de musgo y setas, seguramente inservible ya. El señor del chaqué aguantó mejor el mal tiempo pero empezamos a descuidarlo. Temíamos que abriera los ojos con ganas de concierto.

Micro participante en el concurso Relatos En Cadena que marcaba la frase de inicio

Era inevitable que el piano fuera de Cuerda...



Mejor si lo lees con el aria Lascia ch'io pianga de Haendel de fondo ;P

6 de febrero de 2014

Los vasos justos y Famadihana


Los vasos justos

Suspiró profundamente y recogió dos cubiertos que habían caído al suelo. Aunque dudó un instante, acabó por echárselos al bolsillo del mandil con intención de sustituirlos por otros limpios. Recompuso el orden en la mesa y como último toque, alisó el mantel con el canto de la mano. Tras un viaje a la cocina y con los cubiertos repuestos, marcó el número de la policía. Les habló de los cuerpos vencidos sobre los platos, de cómo consiguió el veneno, del cuidado que había puesto aquella noche en la presentación de la cena y del fastidio cuando uno de los agónicos manoteos dejó caer un vaso que, desportillado, acababa con la perfección del crimen.


Famadihana

Suspiró profundamente y recogió dos cubiertos y bien atados. Luego, otros dos con las bolsas abiertas. Se podían perder los huesos más pequeños, debía tener cuidado.

Había preferido preparar una fiesta íntima en su propia granja. Sólo él, Mary, Helena y los hijos que tuvo de cada una de ellas. Pero el baile había sido triste incluso entre las nieblas del vino. Se sentía cansado.

No estaba seguro de querer cerrar la tumba de nuevo. Ayudó a su decisión que la mano de marfil de Helena asomara por un hueco de su bolsa y entrelazara con él los dedos como en una invitación a bailar.


Micros participantes en el concurso Relatos En Cadena que marcaba la frase de inicio

3 de febrero de 2014

Reflexiones «improvisadas» previas a la Jam Session de La Mercería Café Cultural



Advertencia: todas las opiniones vertidas en este post están sujetas a discusión incluso conmigo misma.

Hace unos días Eduardo Cruz Acillona, como coordinador del ciclo de Jam Sessions de Microrrelatos Tela por Contar en La Mercería Café Cultural, me invitaba a participar pasado mañana (miércoles día 5 a las 21'00h, no faltéis) como narradora. La primera reacción fue la habitual en mí: un rosario de agradecimientos que acaban por agotar al otro (y es que me pongo un poquito pesada). Pero después vino la reflexión: ¿una Jam Session? ¿Como en el jazz? ¿Improvisación? ¿Y cómo voy yo a defender la improvisación en la creación de microrrelatos si precisamente es mi batalla personal la contraria: jurar y perjurar que escribir micros es cualquier cosa menos fruto de la improvisación?

Ahí empezaron los problemas. Pero como soy de natural testarudo, antes de quemar las gafas de pasta, pensé que igual debía documentarme un poco y por lo que he leído concluyo que la improvisación en el jazz no era lo que yo creía y que igual, sólo igual y un poquito, el acto creativo, la concepción que da lugar a un micro (quizá a otros géneros breves como la poesía también, o la semilla de un cuento...) se parece de alguna forma a un solo improvisado que tiene lugar en la cabeza del escritor en la soledad de su habitación o en una cafetería abarrotada en la que nadie le mira (si le miran es porque le está perdiendo el postureo). Lo que sigue es sólo una relación de ideas, reflexiones sin madurar en torno a lo que he leído y a lo que me sugiere la sesión del miércoles y su propuesta. Espero que alguien le resulte interesante y le dé qué pensar.

Resulta que hay un orden dentro del caos de una improvisación de jazz. Según los entendidos al inicio y final de cada pieza de jazz, se presenta la melodía o head. Es un elemento pre-compuesto que sirve de marco estructural y leitmotiv durante la ejecución. El tiempo de que dispone el solista para improvisar está tasado (también el orden en que interviene cada intérprete del grupo, pero ignoraré esto porque los micros solemos escribirlos en soledad). La conclusión de todo esto es que en esa aparente fluidez natural y sin supuesta preparación previa, se esconde una estructura, un orden.

No se me ocurre que los microrrelatistas trabajemos con un head pre-compuesto (salvo cuando nos presentamos a Relatos en Cadena de la Ser con la dichosa frase de inicio) pero sí que tenemos reglas en mente: las reglas del género. Sabemos que no podemos prolongar la extensión, que tenemos que economizar, sugerir, mostrar, usar referencias conocidas del lector, guiarle, ser narrativos, cuidadosos, limpios, ordenados (…). Tenemos un esquema mental sobre qué es un microrrelato, y esas reglas son nuestro marco estructural.

Pero es que además, al seguir leyendo sobre estas melodías de base o heads, seguí encontrando similitudes porque los heads pueden ser modificados y suelen, de hecho, sufrir variaciones de una interpretación a otra (yo colecciono versiones de Summertime y Caravan como quien colecciona sellos). Así que si las reglas del micro podrían considerarse nuestros heads, estas reglas, todas, están sujetas a ser rotas, subvertidas (con orden, ya veremos) a cambio de una legítima búsqueda, tanto en jazz como en literatura (en el arte en general): la de la experimentación, la búsqueda del estilo propio, la aportación original, la emoción...

Pero esta ruptura con las reglas no puede ser totalmente anárquica, tiene que tener una coherencia interna. Los entendidos del jazz la exigen a las interpretaciones improvisadas así que yo, hoy, en este momento de reflexión enajenada, también. Hay coherencia en cualquier texto de Faulkner, de Joyce,... de cualquiera de esos autores que parecen improvisar con las palabras (incluso de muchos vanguardistas si exceptuamos el Dadá) y que bailan, que nos cogen de la mano y nos arrastran pero no nos sueltan nunca, no nos dejan caer.

Y esa coherencia interna se basa bien en el propio head, es decir, en las reglas del microrrelato, sobre todo cuando se es novel en la improvisación, pero también, volviendo al jazz, en cómo situar los acordes, en la relación escala-acorde, la organización interválica y la forma. Y eso en el mundo literario no es más que hablar de la base de los recursos literarios: metáfora, aliteración, epifonema, epanadiplosis, deixis, preterición, esticotimia... (he elegido los nombres más exóticos porque para eso llevo gafas de pasta). Cuando un músico deja de tocar de oído empieza a utilizar todo su arsenal de conocimiento teórico para estructurar su discurso, para dotarlo de coherencia. Igual hace un autor.

A los buenos intérpretes de jazz se les exige un pensamiento teórico en el que la teoría sea un «factor generador de discurso» que libere al novel de la esclavitud de las musas (escribir ya no depende de la inspiración sino de un acto consciente de elaboración) y también actúe «como red conceptual» dando coherencia al todo. Pero no habrá baile sin ritmo y también hay que aprenderlo.

Y ahora seguro que hay quien piensa que dónde está la emoción aquí, dónde está la historia, la fábula, lo que atrae a la mayoría de lectores hacia un texto, pero también pusieron nombre a esto en el jazz: el groove, el mood. La interpretación tendrá como base una emoción o nos dejará fríos (¿habéis bailado alguna vez con un principiante de academia encorsetado en sus reglas recién aprendidas?). Y así, esa improvisación, ese baile tan aparentemente espontáneo, será en realidad una lucha de equilibrios: entre la emoción, la coherencia, la técnica y el ritmo, entre el mood, el grovee, la melodía, los acordes, los pedales y el swing o sólo habrá caos y soltaremos la mano de nuestra pareja de baile con los pies reventados y la mayor desconfianza hacia su habilidad.

Pero es que, además, ¿y si la pareja de baile se parece a otras tantas? Tampoco habrá seducción (¡ah! ¡Ya salió! ¿No es siempre esto la literatura? Un juego, una seducción del escritor al lector). Hay que ser únicos, distintos, tener una voz propia. ¡Qué complejo todo! ¡Qué difícil!

Así que parece que la improvisación, si quiere dar lugar a la coherencia, al baile sin tropiezos, sin caídas, suave y fácil como si no costara nada, tiene que basarse en un fuerte conocimiento de los recursos. ¿Estoy diciendo que un escritor sin conocimiento teórico no puede escribir microrrelatos? Pues... la verdad es que sí, es exactamente lo que estoy diciendo. Pero matizo... el músico novel puede tocar de oído, y el escritor novel también puede hacerlo. Hoy en día el microrrelato empieza a ser un género más conocido y son muchos los que se acercan a él y de estas primeras aproximaciones, resultan ejecuciones más o menos acertadas que a veces se basan en unas cuantas reglas aprendidas por intuición e imitación, un soniquete similar, una estructura, un léxico idéntico... Buenos inicios de, en ocasiones, muy buenos oídos, pero que no dan lugar a las interpretaciones, a los micros que nos interesan a los lectores apasionados (yo de jazz no entiendo pero de literatura aspiro a entender un poco): esperamos que esos intérpretes revelen su verdadero talento y para eso, tendrán que aprender mucho y romper muchas reglas pero de una forma coherente. Ahí es cuando los lectores ansiosos disfrutamos de estos bailarines expertos y nos dejamos arrastrar sin dudas: seducidos.

Cuando uno piensa en improvisación, cuando yo pensaba en la Jam Session, no acierta a imaginar la preparación, el trabajo, el estudio que requiere el ser capaz de llevar a cabo ese supuesto acto creativo espontáneo, la falsa imagen que resulta de que un genio, con muchas horas de trabajo, haga fácil lo difícil. Mi conclusión es que no hay nada menos improvisado que una improvisación.

Por suerte, ni los escritores de microrrelatos ni yo (ahora me quedo fuera no sé por qué), nos vemos en la obligación de improvisar más que en privado y luego tenemos tiempo de rectificar, de corregir, de pasar de nuevo la cinta y mover un pie aquí, un pie allá, un brazo más arriba o más abajo. Pero luego llega la pareja de baile y ahí ya no hay enmienda posible. Alargas la mano y si tienes la suerte de que un lector se deje arrastrar a la pista de baile, tienes que haber puesto en equilibrio tu técnica, tu ritmo, tu emoción o no va a funcionar y pisarás a tu pareja o peor, la dejarás caer. Me alegra haber encontrado esta imagen y pensar en cada lectura como un baile, es romántico, y en el caso del microrrelato, por su concisión, su brevedad, su impacto, por la importancia del ritmo, quizá resulta una metáfora muy ajustada.

Yo, como escritora, aspiro día a día a que mi baile parezca más improvisado cuando cada vez lo es menos.

Pero lo del miércoles entonces, ¿de qué se trata? Se me invita a leer micros que no son improvisados y al público también. Además se propondrá alguna actividad in situ... Para mí también habrá sorpresas. El conjunto, de hecho, será una sesión de intercambio de textos espontánea e imprevisible. Pero realmente, reflexionando de esta forma mía (pienso demasiado, es uno de mis defectos) creo que a lo que nos invitan es a una sesión de baile. El miércoles nos reunimos un grupo de personas, cada una con su bagaje personal, teórico, de ritmo, de conocimiento, de intereses. Está por ver qué pasará, nos ponen música y hay que moverse, porque al final y después de todo, bailar, leer, escribir y hacer música sirve, además de para otras cosas, para ser libres aunque sea por un momento.

30 de enero de 2014

Narradora invitada en la Jam Session de Microrrelatos de La Mercería


El próximo miércoles, día 5 de febrero a las 21'00h, soy la narradora invitada a la Jam Session de Microrrelatos "Tela por contar" de La Mercería Café Cultural. Así que ya sabéis, si queréis escuchar mis micros y compartir un ratillo, allí os espero ;)

12 de enero de 2014

Tenemos voz en Los Jardines de Puck




Mar González Mena viene llevando a cabo un proyecto precioso: poner voz a los microrrelatos de De Antología. La logia del microrrelato. Ya tenía yo ganas de ser la siguiente en contar con un audiomicro y ya lo tengo :) Si queréis escuchar uno de mis micros incluidos en la antología de editorial Talentura no dejéis de visitar Los Jardines de Puck.
¡Millón de gracias Mar!

Finalista de diciembre en el concurso de La Microbiblioteca de Barberá del Vallés




Mi micro "La autopsia de la sirena" ha resultado finalista del mes de diciembre del concurso de La Microbiblioteca de Barberá del Vallés. Son también finalistas este mes queridos compañeros microrrelatistas y en el libro del que ya paso a formar parte, voy bien acompañada de otros autores a los que quiero y admiro. Así que muy contenta que ando :)

2 de enero de 2014

Alcance




A imagen y semejanza,
disminuidos y pálidos,
de los terrores del dios.
Preparados para una lisiada defensa
sacudiendo espinas fantasma.
En atención a cantos de sirena, encaramados
al abismo que mira,
frontera
que tiembla como un pie funámbulo
sobre hilo de plata o simple seda.
Ahogados
de corola desmayada en caída libre
sin red,
sin palabras:
solos.

Fotografía de Irene Guallas