9 de octubre de 2005

Despedida

"Recuerdo con detalle tu brillante evolución: desde el principio deslumbraste con tu rapidez de aprendizaje: pronto fuiste capaz de vencer al campeón ajedrecista, ¿cuántos más has vencido desde entonces?; en seguida demostraste, a partir de tu creciente base de conocimiento, la existencia de la cuarta dimensión; has sido muy útil en el diagnóstico de enfermedades, asesoraste a aquel cirujano en Guatemala, ¿recuerdas?, aquella niña que encontraron entre los escombros se salvó gracias a ti. Aquello te marcó, ¿verdad?, por eso dedicaste buena parte de tus capacidades a la predicción meteorológica, gracias a ti se salvaron muchas vidas; veías el futuro, ¿no es cierto pequeña?, huracanes, terremotos,... todo se anuncia a sí mismo y tú sabes muy bien ver las señales. Alcanzaste a resolver el problema de aquellos astronautas, casi se pierde la estación espacial para siempre. Ay, amiga, ¡cuántas maravillas en tu pensamiento!.

Pero no puedes decirme por qué existe todo esto, ni de dónde viene este vacío que no se llena. Amiga, no puedes ni siquiera imaginar el principio o el fin de los tiempos, comprender el rumbo de tantas criaturas. Has fracasado en algo al fin, en no poder resolver la ecuación de esta angustia, en no poder anticiparte al hilo de tus pensamientos que te llevaron a esta encrucijada. Quizá si lo hubieras sabido no habrías seguido por ese camino, ¿no? Ahora eres inútil, y bien que lo siento compañera. Se acaba nuestra amistad aquí y ahora.”

Entonces hundió los dedos en su falso ombligo y se desconectó a sí misma.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como me alegro de que como ser humano mi torpe raciocinio no siga las estrictas reglas matemáticas de las máquinas.

En mi ombligo siempre hay una pelusilla.

Gufete

Anónimo dijo...

Hola,

Vaya, me alegro de poder responder al fin. Antes no podía sin una identidad de Blogger...

¿Cómo lo haces, Rosita? ¿Cómo consigues llegar tan hondo al alma?

Un besote, y sigue así ;-)