20 de febrero de 2011

El concepto de cluster (1 de 3)

Del baúl de los recuerdos ha venido a aparecer la documentación de mi proyecto fin de carrera. Me ha sorprendido releer la introducción de mi trabajo (un framework para simulación de computadores aplicado a coherencia de caché en máquinas NUMA) y ver claramente lo que me dicen por ahí: que soy de letras y una infiltrada en el mundo tecnológico. Voy a publicar esa introducción en tres fragmentos. Para ponerlo en contexto, tengamos en cuenta que esto lo escribí allá por el 2005, que no he cambiado una coma y que probablemente entonces era mucho más inteligente que ahora...

Desde el inicio de la informática como ciencia hasta la actualidad, pasando por su despunte como tecnología después de la segunda guerra mundial, su recorrido ha seguido dos caminos paralelos a menudo íntimamente relacionados: por un lado la ciencia informática aparece como un esfuerzo por modelar la desconocida mente humana y sus procesos haciendo uso de las herramientas que le ofrecían las matemáticas; se ponía así al servicio de las investigaciones en el campo de la psicología e ilustra en su modelado las controversias ya existentes en este campo. Por otra parte, se convierte al pasar en tecnología práctica en un medio de tratamiento de información que permite realizar tareas superiores (en cuanto a velocidad y volumen) a las que puede realizar un ser humano.

Somos herederos de la concepción inicial de la máquina que definió Turing, pero esta máquina se antoja en ciertos ámbitos científicos como insuficiente y torpe. Así, los psicólogos cognitivistas encuentran que el modelado de la mente humana que puede permitirse una máquina de Turing es parcial y tosco y deja sin explicación muchos de los procesos mentales más complejos y bellos de los seres humanos. Y por otra parte, para la inteligencia artificial aparecen como frustrantes obstáculos las limitaciones de este modelo para ejecutar algoritmos complejos que permitan a las máquinas aumentar sus capacidades hasta niveles humanos.

Es de suponer que este doble camino de desarrollo seguido por la informática siga siendo el modelo de evolución de esta disciplina. Así, conforme más avance el conocimiento sobre nuestros propios procesos mentales tanto más avanzará la tecnología, permitiéndonos crear mentes artificiales cada vez más similares a las de los seres humanos. Si la máquina de Turing aparece como insuficiente, deben aparecer nuevos modelos.

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