12 de septiembre de 2017

La casa ha comenzado a llenarse de hormigas...



Atención al cliente

La casa ha comenzado a llenarse de hormigas que pellizcan los muebles y acarrean astillas por todas partes, perforan los sillones, inundan la pantalla de la tele y despedazan lo que queda en la alacena.

Hemos llamado a la empresa de osos hormigueros pero están a tope y no sabemos si llegarán a tiempo. Medio barrio ha desaparecido ya por el ojo del hormiguero y la casa empieza a moverse.


Evolución

La casa ha comenzado a llenarse de hormigas a pesar de todos los remedios. Vemos el jardín arrasado desde la ventana y ya no nos reímos con las bromas sobre aquella película de plagas. Hemos llenado la bañera y aquí estamos apretujados en el centro, abrazándonos mientras las vemos construir sus primeros barcos.


Vistas al futuro

La casa ha comenzado a llenarse de hormigas.

Nos muerden los dedos cuando dormimos. Arrastran las llaves para esconderlas. Remueven los cajones y cambian los libros de sitio. Perdieron mis gafas del cerca que dejé, estoy segura, en la mesita como cada tarde.

Mis nietos zapatean sobre ellas riendo. No las ven. Yo sueño cada noche con la reina y el hormiguero. De día me encojo en el sillón por miedo a pisar alguna. Por miedo.


La salud y la enfermedad

La casa ha comenzado a llenarse de hormigas y es que lo barato sale caro. Ya te dije que ese taxidermista no era de fiar. Al descolgarse los tejidos te has puesto serio. Yo no lo veo mal: de todas formas nunca sonreíste en vida.


Invasión

La casa ha comenzado a llenarse de hormigas voladoras. Te las encuentras sobre los libros, en el cuenco de las llaves, dentro de la nevera y en el doble fondo donde guardamos las joyas. Pronto las escupiremos al hablar y se nos enredarán en el pelo. Será como si siempre hubieran estado aquí.


Duelo

La casa ha comenzado a llenarse de hormigas pero no voy a recoger los restos de comida del suelo ni los fragmentos de vajilla. Si lo hiciera parecería que la normalidad ha vuelto y volvería a creer que puedes aparecer en cualquier momento.


Entre todos y ella sola

La casa ha comenzado a llenarse de hormigas. Las vemos desaparecer bajo la puerta perdiéndose en el interior. Hacemos como que no lo notamos pero ya algún vecino canturrea por lo bajini al pasar frente a la casa y los niños han vuelto a jugar al balón en la calle marcando su antigua portería con las chaquetas del chándal.

Nadie hace alusión a la puerta cerrada, las hormigas y el olor. Sólo a veces nos examinamos unos a otros en silencio. Incluso han propuesto recuperar la feria con su megafonía, ésa que tampoco la dejaba dormir y la obligaba a gritarnos desde el balcón y envenenarnos los perros.


Juego simbólico

La casa ha comenzado a llenarse de hormigas. Jugamos a ver quién pisa más y luego nos comemos los puñados. Se mueven en la boca y hacen cosquillas pero llenan. La alacena ya está vacía pero saltamos sobre los sillones, dejamos la tele siempre puesta y no nos duchamos, así que compensa. Además, tenemos este nuevo juego en el que recreamos la escena desenterrando el cuchillo del jardín y clavándolo de nuevo sobre sus cadáveres.


Indefensión aprendida

La casa ha comenzado a llenarse de hormigas. Al perro del vecino se lo llevaron en volandas una noche mientras dormía. Sólo les dio tiempo a ver la cola desapareciendo por la entrada al hormiguero. Así que hemos sacado al bebé de la cuna y ahora duerme en un flotador que se bambolea sobre el agua de la bañera. Los demás pasamos el día a manotazos y con los tobillos en carne viva.

Aún esperamos que la reina tenga un descuido, se deje ver y podamos al fin parlamentar civilizadamente con ella.


Microrrelatos escritos para el concurso Relatos En Cadena que marcaba la frase de inicio.

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