19 de junio de 2007

Trenes hacia Tokio


"Trenes hacia Tokio" de Alberto Olmos fue galardonada con el X Premio de Arte Joven de Novela de la Comunidad de Madrid.

Es una novela de exploración, tanto en las formas como en el fondo. Está construida hábilmente a partir de retazos aparentemente inconexos que han sido asociados por algunos críticos con la estructura de los blogs o diarios en internet, como el que mantiene el propio autor. Lejos de ello, ese minimalismo es un ejercicio consciente de acercamiento a la literatura japonesa, que concentra al máximo su esencia en los haikus.

Como ocurre en "Poeta en Nueva York" de Lorca (guardando las distancias pertinentes entre una y otra obra), la narración superficial y la profunda son bien distintas. Aparentemente, se recoge la estancia de un occidental en el extraño mundo nipón, pero en su fondo la narración es otra: la exploración de sí mismo y de los otros llevada a cabo por un ser aislado y alienado por su perplejidad ante el mundo que le rodea.

Un personaje que recuerda vagamente a Holden en "El guardián entre el centeno": encerrado en su propia soledad, marcado por la incomprensión propia y ajena y que encuentra su lugar tan sólo junto a la pureza de los niños, seres aún no contaminados por la sociedad de consumo, el culto a la belleza, la ambición y la desesperanza.

Una maduración que culmina con la vuelta al país de origen, el reencuentro con la raíz y la propia identidad; alejándose del extrañamiento en un mundo de otros. Una gran metáfora de la búsqueda del yo y su encuentro.

Un excelente ejercicio de destreza literaria que se desarrolla sobre un armazón mínima, aunque suficiente, para construir los engranajes de una bella novela.

Una nueva lectura recomendada.


(He de agradecer a Agente Naranja el comentario que hizo en su blog sobre el libro. Me lo compré siguiendo su opinión, así que gracias mil :))

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Supuse que te gustaría. De hecho es un libro que recomiendo a menudo... y no sólo por haber tenido el privilegio de conocer personalmente a su autor (mucho más encantador de de lo que finge), sino porque, realmente, creo que merece la pena.

Un beso

Rosita Fraguel dijo...

La merece, la merece :)

Gracias de nuevo guapa