24 de febrero de 2008
Stardust
A veces, al leer un libro, me pregunto a quién se lo regalaría. "Stardust" se lo hubiera regalado a Rosita Fraguel a los trece años. No es el primer ni último libro que llega a destiempo a mi vida, pero no es grave: al fin y al cabo la que fui a los trece sigue contenida en la que soy ahora.
Este libro tiene historia. Debo tener un toque de hipertimesia, porque en ocasiones puedo recordar ciertos momentos de mi vida con tal cantidad de detalle, que parece que ocurrieron ayer mismo. Recuerdo con claridad meridiana el día que conocí (o más bien que hablé por primera vez con él, porque de vista ya le conocía) a Nietzche. Fue en una barbacoa y no sé por qué motivo me contó el argumento de este libro. No nos conocíamos, no podía saber a ciencia cierta si a mí me gustaban o no este tipo de historias y sin embargo, así lo hizo. No debió parecerle mala idea porque la Rosita de trece años se asomaba a mis ojos y me quedé embobada escuchándole.
A veces no hace falta que transcurra mucho tiempo para que conectes con alguien. Así, porque sí.
He seguido la recomendación y debo agradecerla por el modo en que la hiciste: gracias.
La edición que he comprado es fantástica. Las ilustraciones preciosas. Es un cuento de hadas en toda regla. Quede recomendado para todos los que comparten ese toque faerico y aún saben guardar a buen recaudo sus yos pasados.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario